Sabias son estas flores que todos los días madrugan para preparar sus vestidos amarillos antes de abrir ampliamente su ojo castaño y así decir hola a la luz matutina.
Con cada sol tienen una nueva misión: rendirle culto al astro rey; admirándolo desde su coronación, hasta su descenso. No, no es la actividad más divertida (girar y girar y girar la cabeza eternamente), pero con la pupila bien dilatada, aprovechan su existencia para conocer el mundo que las rodea y que no pueden recorrer.
Estúpidos humanos que, con pies, deciden hacer raíces fuertes y profundas.