"Piel de elefante".
Personalmente nunca pude seguir este consejo, siempre me dolieron las palabras, la indiferencia, las traiciones, el olvido...
Curioso fue el día que la piel de elefante llegó sola. Nunca la sentí, no la ví venir, no me di cuenta que crecía y cada vez se hacía más y más dura.
Hoy (bueno, tal vez desde ayer que estrené mi Cuaderno Rojo) me doy la oportunidad de encender la luz que parecía fundida para volver a ver: hola, mundo; es hora de iluminarlo todo con crayolas.