Pedro Pérez nació en el seno de una familia común en un país de sueños y desiluciones. La mamá de Pedro siempre se preocupó por tener comida para servir; el papá de Pedro siempre se procupó por trabajar para que hubiera dinero que comprara la comida para servir.
Y a todo esto, ¿en dónde quedó Pedro? Donde siempre se quedan los Pedros del mundo: preocupándose por hacer algo sobresaliente.
¡Pedro subió un árbol! ¿Dónde está mamá?
¡Pedro terminó su tarea solito! ¿Dónde está papá?
Pedro rompió el pantalón nuevo; ahí viene Mamá.
Pedro sacó un seis en su tarea; ahí viene papá.
Al final, Pedro se dio cuenta que sus preocupaciones no eran importantes, en esta vida se trata de crecer y ganar dinero, pensaba él.
Así, Pedro creció con sueños y desiluciones para convertirse en un hombre listo para trabajar y conseguir dinero. Más dinero. Más comida. Más dinero. Más ropa. Más dinero...
Hoy Pedro se pregunta cuánto le costará su próximo sueño.
Cierra los ojos, Pedro, y déjate llevar.
Me genera angustia ese Pedro, o Juan o el nombre que tenga, y creo todos tenemos un Pedro en nuestro ser.
Muy bueno Añita