Salgo de casa a cumplir mi rutina de todos los días. Saludo con una sonrisa a los que están en la oficina, ellos me saludan a mí e intercambiamos palabras vanas, sueños extraños y hasta nuestro desayuno. La computadora me espera frente a mí, estaremos juntas unas nueve horas más por ese día.
Ya de noche, el tráfico de las calles me hace gritar un par de maldiciones y Salvador Camarena me hace pensar en el dilema del día (¿será realmente grave el no dejar pasar a una patrulla que tiene la sirena prendida?). Llego a casa, tres colitas se mueven como rehiletes; corremos, brincamos y yo les doy trocitos de salchicha. Nada nuevo, en cama estamos los cuatro y mi cereal. En la tele están pasando una película que han trasmitido unas cinco veces y que yo he ido viendo por partes durante las cinco diferentes ocasiones.
Me quedo dormida.
A la mitad de la madrugada quiero ir al baño. Me levanto somnolienta y cuando regreso me acomodo en las cobijas. Patito, múevete. Ah, no. Es Ovidio o Trigo o Capellina.
uy que bonito hermosa, deseo que nunca dejes de escribir.
Necesitaremos buscar una maquina de escribir talvez de fondant pa cuando te de hambre te comas unas cuantas letras, y al final aquellos que mueven sus colas como rehiletes den unas cuantas lamidas justo antes de dormir.
Besos a mi HERMOSA HERMOSURA la mas talentosa entre otras cosas.
¡Genial! Y yo que pensaba conocer el nirvana ya que estaba seguro de escuchar mi yo interior, y la realidad es que seguido tengo tapados los dos oídos por las alergias.
Rompe con la monotonía, reconociéndote en esa alegría natural que conozco de ti, siempre atenta a escuchar y cambiar las paradojas de otros (me consta), con esa grandilocuencia que tienes, así creí que vivía mi trabajo de 16 años continuos, hasta que me di cuenta que siempre había algo diferente que crear y eso me llevo a no solo hacer un trabajo, sino hasta dar clases también y otras cosas.
Tengo la fortuna de tener una hija como tu ¡Te amo!