Anoche Gaudí y yo nos encontramos junto al mar. En un sueño extraño, él se apareció con la forma de una inusual y mágica estructura.
Bien sé que no era una casa de su autoría sino de mis curiosas neuronas, que respondiendo a mi deseo por tierras catalanas, decidieron cumplir mis caprichos regalándome una bella ilusión: paredes que recuerdan las peculiares formas de las rocas perforadas por el agua, ventanas multicolores que llenan de luz el ambiente, curvas, curvas y más curvas que asemejaban el olear del mar que nos rodeaba.
Entre el agua, la arena, un muelle envejecido y ese cielo anaranjado que despedía el día, desperté con el sol en mi cara y Fabián a mi lado; pero aquella noche fue de Gaudí y mía, juntos compartimos ese mundo onírico del que surgen las más maravillosas ideas, ésas que gritan fuerte para brincar a este mundo, ya sea con forma de edificio o de letras.
Buenos largos días, mejores infinitas noches para todos.
Es verdad Gaudí es un sueño caprichoso que no deja nunca de sorprender.